En los últimos años, la transición de la cartelería estática a la señalización digital ha marcado un antes y un después en la forma en que las marcas se comunican en el punto de venta.
La tradicional hoja impresa o el cartel fijo han dado lugar a pantallas dinámicas, interactivas y adaptables que tienen un impacto mucho mayor en la audiencia.
Una de las principales ventajas de la señalización digital es su capacidad para captar la atención de los clientes de forma más eficiente que los soportes estáticos. De acuerdo con estudios recientes, un 84 % de los consumidores dicen que la señalización digital les atrae más que los carteles tradicionales.
En términos de resultados concretos, los comercios que implementan digital signage han reportado aumentos en sus ventas del 30 % o más.
Otra ventaja clave es la flexibilidad en la actualización de contenidos. Mientras que un cartel impreso requiere nuevo diseño, impresión y colocación cada vez que cambia una promoción, una pantalla digital permite actualizar precios, ofertas o menús en tiempo real, desde una ubicación remota. Esto reduce costos y agiliza la comunicación.
La señalización digital también mejora la experiencia del cliente. Menos tiempo de espera, mayor claridad en la información y contenido adaptado al entorno generan una experiencia más fluida. Por ejemplo, la señalización digital puede reducir el tiempo percibido de espera en fila hasta un 35 %.
Ejemplos que ilustran el cambio
- En retail, se han observado incrementos promedios de ventas del 29 % al 32 % tras instalar sistemas de digital signage.
- En una encuesta, el 79 % de los minoristas que utiliza señalización digital afirma que ésta les ha ayudado a incrementar ventas cruzadas o upselling.
- Además, la personalización del contenido —dirigir mensajes según hora del día, ubicación o público presente— intensifica aún más el impacto: los usuarios participan más, prestan más atención y hacen más compras impulsivas.
¿Por qué ya no basta con los carteles tradicionales?
Los carteles tradicionales tienen sus limitaciones: son estáticos, difíciles de actualizar y, en muchos casos, pasan desapercibidos. En cambio, las pantallas digitales ofrecen movimiento, vídeo, interactividad y la posibilidad de adaptarse al contexto. Esa capacidad de cambio rápido y ajuste dinámico es lo que marca la diferencia en un entorno competitivo, donde cada segundo de atención del cliente cuenta.







